lunes, 23 de febrero de 2009

Chespirito cumplio 80 años






CIUDAD DE MEXICO.- Quizás lo hizo sin querer queriendo y nadie contó con su astucia, pero Roberto Gómez Bolaños, alias “Chespirito”, llega hoy a los 80 años como un ícono de la televisión mexicana gracias a personajes como “El Chavo del Ocho”. Desde México hasta Argentina y entre la comunidad latina de Estados Unidos, Gómez Bolaños sigue presente en las pantallas para las nuevas generaciones a través de la versión animada del “Chavo”, una serie de humor simplón que transcurre en un vecindario pobre.
Nacido el 21 de febrero de 1929 en Ciudad de México, Gómez Bolaños logró construir una de las carreras más exitosas de la televisión mexicana como creador de personajes y frases que, décadas después, perduran entre grandes y chicos en América latina. El apodo de “Chespirito” surgió por ocurrencia del director de cine Agustín Delgado, que consideró a este productor, director y actor mexicano un pequeño Shakespeare (“Shakespirito”) por su genio creativo combinado con una pequeña estatura física. “El Chavo del Ocho” o el "Chapulín Colorado" convirtieron a “Chespirito” en un cómico de trascendencia mundial. Sus series fueron traducidas y retransmitidas a varios países, hasta tener en promedio hasta 350 millones de espectadores a la semana.

Una vida dedicada a la TV
Su vida ha estado completamente ligada al mundo del espectáculo, incluso dentro de su hogar, que comparte con su esposa Florinda Meza, la actriz que interpretaba a Doña Florinda en “El Chavo”, 19 años más joven que él. Meza y Gómez Bolaños se casaron por civil en noviembre de 2004, después de tres décadas de convivencia, sin tener hijos por acuerdo mutuo. Gómez Bolaños había tenido antes seis hijos con su primera esposa, Graciela Fernández. En la pantalla televisiva fue padre de numerosos personajes, pero de todos ellos el más popular fue el “Chavo”. Más allá de su éxito, las series creadas por Gómez Bolaños también han sido blanco de críticas de intelectuales mexicanos. “He hecho esfuerzos desesperados para levantar a mi hijo de la lona mental donde, lunes a lunes, lo tiende ‘Chespirito’”, escribió en una ocasión Enrique Krauze, director de la revista “Letras libres” y heredero del proyecto editorial de Octavio Paz, el único Premio Nobel de Literatura que tuvo México. Para sus críticos, el nombre de Gómez Bolaños está asociado a los contenidos de escaso nivel, que la intelectualidad sentía hecha para embrutecer a los sectores más populares.
Pero en cualquier caso, Gómez Bolaños creó un lenguaje que es ligado hoy por millones de personas a México, desde su “dígame, licenciado” a frases como “es que no me tienen paciencia”, “lo sospeché desde un principio” o “que no panda el cúnico”. (DPA)

Los golpes de los “narcos”
Un momento incómodo en la trayectoria de Roberto Gómez Bolaños fue en 2007 cuando el colombiano Fernando Rodríguez, hijo del ex jefe del cártel de Cali Gilberto Rodríguez Orejuela, afirmó en su libro “El hijo del ajedrecista” que su padre alguna vez había contratado al elenco completo de “El Chavo del Ocho” para animar sus fiestas infantiles. “Nunca he estado ligado al narcotráfico en ninguna de sus formas, ni he sido amigo personal de ningún ‘narco’”, respondió “Chespirito”. “Nunca he tenido conocimiento de haber estado actuando para ninguno de ellos”, agregó ofuscado. Según Florinda Meza, “El Chavo del Ocho” fue traducido a más de 50 idiomas. En México llegó a tener récords de audiencia a mediados de los años 70. Otras de las grandes creaciones de “Chespirito” son el doctor Chapatín, “Chómpiras” y “Chaparrón Bonaparte”. (DPA)